La agenda de los trabajadores informáticos se encuentra dividida en una multiplicidad de temas. Si bien hay buenos puestos laborales en la industria, también hay muchos mitos. La Asociación Gremial de Computación (AGC) está en plena labor de construcción de un observatorio que les permita conocer la situación actual del sector y elaborando una serie de herramientas para resolver la principal dificultad que se presenta hoy en día, ni más ni menos, el piso salarial. Manuel Alonso, Ingeniero en Sistemas y Subsecretario del gremio, conversó con El Eco de Tandil sobre el compromiso y la responsabilidad de generar una industria informática nacional con desarrollo de vanguardia.
Hoy los trabajadores de la industria informática están con desventajas a la hora de definir los salarios. A pesar de contar con personería gremial no cuentan con un convenio colectivo de trabajo. En base a esta situación, Alonso cuenta que, “estamos trabajando para poder señalar un piso salarial en donde podamos garantizar, que ningún trabajador de la industria informática este por debajo de ese salario. Podemos garantizar lo que decimos porque hay empresas muy grandes que pagan sueldos de menos de 70 mil pesos. Estas empresas no están bajo ningún convenio, otras que negocian desde lugares que no corresponden al sector, como empleados de comercio, pero la gran mayoría están por fuera del convenio. Pueden pagar más porque el trabajo que se hace realmente vale más y genera mucha riqueza”.
“El planteo nuestro viene a darle un tirón de orejas a la dirigencia empresaria, que tiene que estar a la altura y en parte eso es poder dialogar con los trabajadores, como hace cualquier industria que quiere crecer e innovar. Desde la visión empresarial, los salarios son un costo más; hay una dificultad para ver eso y las condiciones laborales como una inversión. Los problemas según la visión de las empresas son macroeconómicos y ligados a eso tienen que pensar cómo retener el talento, para que los trabajadores no se vayan a otra empresa o directamente a trabajar de manera autónoma en el exterior. Ese es un problema del empresario, pero también del Estado que invirtió mucho en la formación del trabajador y lo es para el mismo profesional, al no tener seguridad social, ni condiciones claras”, señaló Manuel Alonso.
Tandil se ha convertido desde hace varios años en un polo informático, donde decenas de empresas del sector han decidido invertir e instalarse para el desarrollo de sus actividades. Sin embargo, la brecha cambiaria y los bajos salarios hacen que muchos informáticos tengan la posibilidad de desarrollarse profesionalmente en empresas que están fuera del país. “La economía del conocimiento lo que permite es deslocalizar, porque las empresas se pueden radicar en Estados Unidos y te contratan acá en Tandil, pasando por encima la legislación argentina. Un trabajador puede percibir salarios extremadamente mayores a los que se pagan en el país, ese fenómeno estuvo siempre, pero hoy se ve agudizado. El crecimiento personal y profesional es algo que se piensa mucho en el sector, entonces se buscan mejores salarios y lugares donde se pueda aprender más. Si la industria argentina sólo le ofrece hacer páginas web se le está poniendo un límite a ese conocimiento”, manifestó el Ingeniero de Sistemas.
Los desafíos para el sector
En la actualidad, en muchas empresas se está viendo una depreciación que se ejemplifica con elaboración de un software más básico y sencillo, por ejemplo en muchas páginas web y cada vez menos desarrollo de inteligencia artificial. “Como gremio tenemos un compromiso y una responsabilidad con la industria informática nacional, soñamos que sea innovadora, un ejemplo para todo el mundo. Tenemos que construir una industria que desarrolle tecnologías de vanguardia que son muchas y complejas. En este contexto, la industria se está achicando y las empresas ven que no hacen falta profesionales de carrera. Donde podríamos construir edificios, terminamos diseñando cabañas y nos estamos perdiendo una oportunidad de ser un sector más sólido". reflexionó Alonso sobre el tema.
“El trabajador no se quiere ir del país, prefiere no trabajar por fuera del sistema porque no agrada tener que estar esquivando a la AFIP, buscando cuevas cambiarias, utilizando criptomonedas. Pero sabe que con este mecanismo puede ganar ocho veces más; quizás si la industria le pudiera garantizar cuatro veces más, se queda por la estabilidad y la seguridad de que esa ganancia la pueda invertir en una mejor calidad de vida. Hay que trabajar con todos los trabajadores, el sistema educativo, para construir un diagnóstico y llevarle a la dirigencia política una propuesta, porque muchos funcionarios no saben bien qué hacer en este caso”, expresó el informático.
La apertura de paritarias en un horizonte necesario
La apertura de las negociaciones salariales es algo que se espera en el sector desde 2020. El gremio consiguió su personería jurídica en 2018 y desde entonces están esperando por esa decisión estatal, en un tema con plena vigencia que aguarda el llamado del ministerio que conduce Claudio Moroni.
“Abrir las paritarias es una obligación que tiene el Estado y no un capricho del trabajador. El ministro de Trabajo no es muy fluido con el diálogo y está en falta con nuestro sector. Deberíamos tener un interés común, que es el desarrollo de la industria y que la Argentina se posicione como un ejemplo en el mundo. Hoy muchas empresas juegan acá porque les conviene, no les interesa que Argentina se desarrolle. La formación profesional en el país tiene mucha calidad y también se destaca la cuestión cultural, para alinearse con grandes inversionistas de Estados Unidos y Europa. En esta industria la materia prima es el conocimiento de los trabajadores que se formaron en este sistema educativo, transformando ese conocimiento en riquezas y la disputa está en ver donde se va esa rentabilidad”, aseveró quien representa a los trabajadores en la ciudad de Tandil.
En Argentina rige la Ley de Economía de Conocimientos, que da beneficios fiscales a las empresas. Surge en la actualidad un problema y es que hoy sólo les llegan a menos de 500 de las 5 mil empresas que hay en el país. Fundamentalmente son las más grandes, las que tienen una rentabilidad en dólares. Para acceder a los beneficios hay que cumplir una serie de obligaciones, principalmente fiscales y gremiales. “Sucede que en la reglamentación de la ley se obvió eso y sólo se les pidió a las empresas una declaración jurada, con un claro lobby empresarial que están enquistadas en el Ministerio de Producción desde hace mucho tiempo”, indicó Alonso.
*Fuente: El Eco de Tandil