Para referirse a las y los trabajadores de la economía del conocimiento se escuchan diferentes eufemismos para evitar llamarnos por lo que somos. Suelen llamarnos "recursos" o "colaboradores". Otras veces, directamente se nos asocia a una suerte de gentilicio o pertenencia al empleador. Los empleados de Google son llamados "googlers" y los de Globant, "globers"; etc. Sin embargo, la etiqueta más recurrente y más llamativa es la de "talentos", por ejemplo “adquisición de nuevos talentos”, “retención de talentos”, “formación de talentos”, etc.

La diferencia entre "tener" y "ser" puede parecer sutil, pero es tan importante como la diferencia entre "objeto" y "sujeto". El objeto talento es un atributo, una mercancía, un bien o un servicio, comercializable. En cambio, el sujeto persona con talento es un ser humano, con su historia de vida, su recorrido profesional, su familia y relaciones sociales, sus deseos, aspiraciones, su forma de ver el mundo y, sobretodo, con su trabajo.

Está claro que nuestras capacidades cognitivas son fundamentales para el desarrollo de la economía del conocimiento pero resulta burdo que se nos identifique por lo que tenemos y no por lo que somos. Pareciera que el mercado, codicioso y altamente competitivo, no puede evitar llamarnos por lo que quiere de nosotros, lo único que realmente le importa: valerse de nuestro talento. El problema es que el talento, como objeto de trabajo, sólo funciona si el sujeto voluntariamente lo pone a trabajar, creativamente, resolviendo problemas cada vez más complejos y generando así riquezas, que podemos deducir cómo se reparten.

Es probable que las y los informáticos, aún no hayamos tomado suficiente conciencia del valor que aporta nuestro trabajo -potenciado con nuestro talento- en la economía del conocimiento. Creo que es hora de que nos identifiquemos por nosotros mismos, que nos reconozcamos como laburantes y que vayamos juntos por lo que nos corresponde, que nos organicemos para resolver nuestros problemas laborales y profesionales.

Somos trabajadores informáticos, tenemos un rol esencial en la industria y un rol social en el desarrollo de nuestro país. Tenemos talento y capacidad para agregar valor, trabajando en equipo. Es tiempo de reconocer nuestra propia voz, nuestra propia organización, nuestra identidad. Es tiempo de diseñar nuestro propio destino. Es tiempo de empezar a pensar en grande.

Manuel Alonso, Ingeniero de Sistemas.
Miembro del Consejo Directivo de la Asociación Gremial de Computación.
@ManuelAlonso_

Ilustración: Silvio Kiko.