La industria informática es, desde hace algunos años, una de las industrias nacionales que más atención han recibido y que son objeto de permanentes elogios, en especial de parte de algunos sectores empresarios y algunos medios de comunicación, que ven en ella un faro y un ejemplo para el resto de las actividades económicas. Quizás se deba a su condición innovadora o al atractivo y la fascinación que trae aparejado el conocimiento y la tecnología; lo cierto es que, sea cual sea el motivo, la informática en particular y la “economía del conocimiento” en general es la niña mimada y ejemplo de todo lo bueno que hay en una industria. Este fenómeno ha dado lugar a un optimismo exacerbado sobre su futuro, lo que ha traído aparejado pronósticos exagerados de crecimiento y números que van y vienen sin demasiada claridad ni fundamento, tanto en lo referido a salarios como en cuanto a la cantidad de trabajadores o a las proyecciones de progreso del sector, llegando a afirmar que se podrían generar 400.000 empleos en 9 años, cuando en la actualidad hay entre 132.000 y 137.000, dependiendo la fuente.
Vale decir, existen verdaderos mitos, cuando no directamente falsedades que se repiten con poco pudor.
Uno de estos ítems es la cantidad de trabajadores en el sector, un recorte que -en principio- no resulta tan evidente: ¿Se trata de todos los trabajadores de sistemas de cualquier rubro de actividad? ¿O se refiere sólo a los trabajadores de empresas informáticas? Y en ese caso: ¿Quiénes son y cómo se define qué es una empresa informática? Esta discrepancia ha permitido que se hable con mucha laxitud de cantidad de trabajadores y -en especial- del déficit de puestos por cubrir, un número que ha variado entre 5000 y 15000 trabajadores literalmente sin escalas desde nada menos que el año 2010, un hecho que debería llamar la atención considerando que se trata de un período de tiempo demasiado largo para que sigan teniendo sentido esas cifras. Sin motivo ni asidero demasiado claro, se puede encontrar que faltan 5000, 10000 o 15000 trabajadores en la industria según el medio o la persona que uno consulte.
El otro ítem -más preocupante y aún más confuso- es el salarial, en el cual nos detendremos especialmente.
Circula con insistencia, aunque sin fuentes confiables, toda clase de supuestos “salarios iniciales” con divergencias todavía más pronunciadas: desde $100.000 hasta $400.000 pasando por $150.000 o $200.000.
¿En qué se basan esos números? ¿Quién los elabora? ¿Cuál es la metodología con la que se los construye?
Estadísticas oficiales
Existen básicamente dos grandes fuentes que explican los números con los que se cuenta en la actualidad: una de las fuentes son las cámaras empresarias, en particular la CESSI a través de su Observatorio Permanente de la Industria del Software y Servicios Informáticos, la OPSSI. La otra es el Ministerio de Desarrollo Productivo, en especial a través del CEPXXI (Centro de Estudios para la Producción), que se basa en datos oficiales.
También existen otras instituciones que han elaborado informes, como el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, otras cámaras como Argencon, a través de sus informes Argenconomics, además de encuestas masivas como las que elabora Sysarmy, una comunidad informática muy conocida y estimada en el sector que realiza encuestas de sueldos desde 2014.
Los datos más fiables son los que provienen de fuentes oficiales, en especial de AFIP y del SIPA, dado que toman directamente los datos de los salarios formales de las empresas y de los aportes de los trabajadores, reduciendo al mínimo los sesgos subjetivos y los intereses de una u otra parte. El Ministerio de Desarrollo Productivo ha estado elaborando y difundiendo informes sobre el devenir de la industria informática con asiduidad.
En enero de este año, el CEPXXI elaboró un ranking de sueldos basándose en datos oficiales y en fuentes de fácil acceso que pudimos consultar:
Uno pensaría que dada la publicidad y el glamour con el que cuenta la informática se encontraría entre los primeros puestos y así lo vieron muchos que comentaron el tuit. Pero lo cierto es que no es así y los sueldos se encuentran recién en el puesto 13, muy lejos del podio, según datos del propio ministerio.
Más recientemente, en abril de este año, el ministerio volvió a publicar estadísticas, esta vez sin exhibir las fuentes:
Lo llamativo es cuando uno se detiene en los sueldos. Según el propio gráfico exhibido por el ministerio, los salarios están en niveles muy similares a 2018, aún cuando el sector experimentó un espectacular crecimiento y una notable suba en sus ganancias durante toda la pandemia, sin mencionar que entre las empresas más grandes del país lideran las tecnológicas Globant y Mercado Libre, que tienen los valores bursátiles más altos de la Argentina.
Es decir que en los últimos 5 años, no sólo que los salarios no se recuperaron, sino que bajaron y recién en 2022 se empataron los valores de 2018, con una inflación promedio del 50%. Esto es especialmente malo debido a que, a pesar de la pérdida generalizada del poder adquisitivo, no ha ocurrido lo mismo con todos los trabajadores: en los sectores formales y bajo convenio -en especial los rubros con altas remuneraciones- los trabajadores conservaron su poder adquisitivo y en los últimos años algunos sectores incluso lograron recuperar un porcentaje de sus sueldos. No obstante, eso no ha ocurrido con los informáticos, una realidad desalentadora que no hubiera ocurrido de haber podido negociar paritarias y contar con un Convenio Colectivo de Trabajo que defienda y regule la actividad, como sí ocurre con esos sectores cuyos sueldos no perdieron poder de compra.
Procesamiento y análisis de datos
En adición a la pérdida salarial de los informáticos, tampoco queda claro cómo se ha confeccionado el número $148.160 que presenta el cuadro como remuneración real. Según señala el gráfico, se refiere a los salarios reales hasta enero de 2022, sin detallar si se trata de un sueldo promedio o mediano, o si se trata del monto bruto o neto. Si nos basamos en las fuentes utilizadas previamente por el Ministerio y si, al igual que lo hicieran desde el CEPXXI, tomamos la mediana (que es un valor más fiel a la realidad) los números son muy distintos: de las 12 categorías del nomenclador de la AFIP que se utilizan para clasificar empresas del rubro informático, 9 de esas categorías tienen sueldos brutos por debajo de los $146.568. Se debe observar, además, que estos montos incluyen indemnizaciones y horas extra, un dato de gran relevancia para nuestra industria: cualquier informático sabe que es muy habitual realizar horas extra, de modo que si estos son los sueldos brutos incluyendo horas extra esto quiere decir que o bien se pagan mal, o bien se hacen pocas horas extra -cosa que cualquier programador sabe que no es así-o bien no se pagan. En orden de ser rigurosos, debe notarse además que esos números no son los sueldos, sino que se trata de una mezcla de toda clase de erogaciones. Como aclara la propia página, estos valores incluyen vacaciones, Sueldo Anual Complementario (“aguinaldo”), indemnizaciones, vacaciones, y horas extra, además de un “etcétera” de desconocido origen, pero que abulta la cuenta y eleva el valor “bruto” publicado.
Tabla de datos con estimación propia
Desde el Observatorio del Trabajo Informático (OTI) hemos elaborado un estimado, que se puede ver en la columna de la derecha. Para obtener los valores a los que llegamos, tomamos los números que aportó el Ministerio y confeccionamos una estimación que consideramos realista. Nuestros cálculos fueron los siguientes: el SAC representa un 8% en la remuneración de cualquier trabajador formal (resulta de agregar un sueldo al año), vacaciones un 4% como mínimo (tomamos sólo 15 días), horas extra es un ítem más difícil de aproximar, pero un valor razonable es considerar entre un 10% y un 50% del salario. Las indemnizaciones son un número inestimable, de modo que no les asignamos un valor específico y las excluimos de la cuenta, lo que arrojará un cálculo conservador. Si sólo tomamos lo mínimo, es decir, como dijimos, un 10% de horas extra, con SAC y vacaciones, la suma da un 22% del salario, al que hay que sumarle 17% como mínimo por jubilación y obras sociales, es decir 39% del sueldo bruto. Con esos valores, que ignoran el monto de “indemnizaciones” y de “etcétera”, al realizar un promedio de los 12 salarios listados, nos da $75.000 de salario mediano. Este número constituye el valor típico, lo que implica que hay muchos que ganan menos que eso, un número muy alejado de lo que publica el Ministerio y aún más alejado de lo que repiten desde las cámaras empresarias CESSI o Argencon.
En este sentido vale la pena detenerse en otro informe interesante y que aporta una mirada menos rigurosa desde lo metodológico, pero innovadora y que ofrece otro punto de vista: el realizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en conjunto con el portal de empleo Bumeran. Hay dos elementos que son de especial interés: el primero es que toma los sueldos pretendidos por los trabajadores, lo que le otorga a los números un valor subjetivo que informa el trabajador y que da una idea más realista de cuáles son los salarios que se pretenden en la industria, eliminando el sesgo publicitario que suelen tener las búsquedas, con sueldos publicados que luego no son reales.
El segundo elemento de interés es el siguiente gráfico, que muestra la distribución de búsquedas. Como se observa claramente, los salarios más altos (liderazgo de proyecto y sistemas) no son búsquedas mayoritarias y, al contrario, los puestos de trabajo que más se buscan son para salarios bajos (programación, análisis funcional, soporte técnico), al contrario de lo que circula insistentemente en los medios.
Como se puede apreciar, este informe se acerca mucho más a nuestras estimaciones y, a nuestro criterio, son una aproximación a la realidad mucho más cabal. Desde ya que existen sueldos muy por encima del promedio, como suele ser habitual en cualquier tipo de actividad económica y ocurre muy especialmente con el rubro informático, más aún con el fenómeno creciente de freelance, pero constituyen una minoría. Además, muchos de esos sueldos suelen quedar por fuera de los índices debido a que operan con cuentas extranjeras u otras formas -como el uso de criptomonedas- lo cual si bien es atractivo, deja al trabajador en un estado de incertidumbre en cuanto a su estabilidad laboral, sus aportes previsionales, su carrera profesional y a su situación fiscal.
En orden de tener claridad en las estadísticas y contar con información verídica, fehaciente y contrastable es fundamental e ineludible contar con un Convenio Colectivo de Trabajo, no sólo por los derechos de los informáticos, que deben ser consolidados, sino también porque sólo en el marco de una mesa convencional con la participación de las empresas y del Estado se podrá contar con los datos directos de los trabajadores sin sesgos de uno u otro lado, lo que permitirá al Estado, a los organismos oficiales y a toda clase de instituciones científicas y académicas contar con información veraz, y no con estimaciones exageradas e interesadas o por estimaciones sobre la base de números poco claros, lo que habilitará al estudio riguroso de la actividad y a la elaboración de informes y políticas públicas fundadas en evidencia directa, lo que sin dudas repercutirá en el crecimiento del sector y en el perfeccionamiento de las políticas destinadas al rubro informático.