Con dictamen de mayoría, la Cámara de Diputados de la Nación dictaminó el pasado 7 de febrero a favor del proyecto de Monotributo Tecnológico. La Comisión de Presupuesto y Hacienda, dio el visto bueno a la iniciativa que establece un régimen simplificado y cambiario para pequeños contribuyentes tecnológicos.

Pero antes de entrar en detalles sobre la medida impulsada por el Ministerio de Economía, es preciso contextualizar las razones que llevaron a adoptar esta iniciativa.

En el marco de una industria en plena expansión y consolidación, donde la mano de obra es escasa, la demanda elevada y los sueldos bajos[1], no es de sorprender que en la industria del software de nuestro país la rotación de personal sea una de las más altas de todas las actividades y esté generando por un lado, un obstáculo para el crecimiento de las empresas que deciden aumentar su competitividad y por el otro, una verdadera pérdida de conocimiento y divisas para el país.

Resulta que aquello que tanto pregonaron los CEOS y voceros de las principales empresas informáticas, es decir la promoción de la modalidad de trabajo freelance y la precarización como supuesta libertad o ventaja para el trabajador, ahora vuelve con toda su fuerza sobre los intereses de aquellos. El problema consiste en que frente a una demanda sostenida de trabajadores argentinos (dada su alta formación técnica y las ventajas de contratación asociadas a la debilidad de nuestra moneda) desde empresas extranjeras que ofrecen sueldos más altos que los que se pagan en el mercado local y además la posibilidad de cobrarlos en divisas, ha promovido que una masa considerable de trabajadores informáticos haya optado por esta opción, incluso cuando no se encuentra para nada exenta de complicaciones burocráticas e incluso legales, para poder hacerse efectivamente de su salario. Es que cobrar un sueldo desde el exterior muchas veces es sinónimo de triangulación financiera en Uruguay u otros países, arreglos con casas de cambio o cuevas, plataformas no oficiales y dinero virtual, como diversos modos de acceder a los dólares pagados. Este panorama mantiene demasiado preocupado al sector empresario, que no puede conseguir empleados idóneos o ven como algunos que se han formado en su empresa, parten sin aviso previo en busca de mejores salarios. Los bajos salarios y la enorme brecha que existe entre las ganancias de las empresas y el sueldo de quienes trabajan en ella, no forman parte del diagnóstico de los empresarios afectados por este fenómeno. Lejos de ello, han promocionado como solución de fondo, la penalización de los trabajadores mediante la aplicación del Régimen Penal Tributario, para que queden entonces sí, obligados, so pena de multa, a cobrar salarios bajos.

Es precisamente en este estado de cosas que el Ministerio de Economía y más precisamente desde la Secretaría de Economía del Conocimiento, ha impulsado una medida que busca regularizar esta situación, conocida como Monotributo Tech o Mono-Tech.

El proyecto Monotech consiste en la creación de un regimen cambiario para pequeños contribuyentes tecnológicos que generen ganancias en el exterior, pero realicen sus actividades en Argentina, para que accedan a una libre disponibilidad de divisas por fuera del MULC (Mercado Único y Libre de Cambios), es decir para que puedan cobrar en dolares billete los salarios percibidos en el exterior. La medida incluye la creación de un régimen especial que simplifica y contiene otros tributos: En este sentido, El “Mono-Tech” propiciado facilita la operatoria fiscal de los contribuyentes alcanzados toda vez que sustituye e integra en un solo pago, de corresponder, el Impuesto a las Ganancias, el Impuesto al Valor Agregado y los Recursos de la Seguridad Social; y para el caso en el que el contribuyente se encuentre comprendido por otras actividades en el Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes (RS), se establecen disposiciones tendientes a la compatibilización de uno con otro.
El objetivo de la medida es que los Pequeños Contribuyentes Tecnológicos tengan un esquema ágil y sencillo para tributar en nuestro país y, así, generar un incentivo para que opten por ingresar las divisas al Banco Central y eviten recurrir a mecanismos de opacidad fiscal en el exterior.
Se toma como base para la proyección el esquema tributario comprendido por las distintas categorías del monotributo. Serán considerados  “Pequeños Contribuyentes Tecnológicos” las personas humanas residentes en el país que obtengan ingresos brutos por las actividades anteriormente referenciadas, en los 12 meses calendario inmediatos anteriores a la fecha de adhesión al “Mono-Tech”, inferiores o iguales a un equivalente de 30.000 dólares. Dentro de este esquema habrá cuatro categorías. Las primeras tres son para los que no estén inscriptos en el monotributo actual. La categoría 1 incluye a los que exporten hasta US$10.000 al año; la 2, hasta US$20.000, y la 3, hasta US$30.000.
La medida apunta también a contener a Gamers y Ciberatletas, es decir pequeños Contribuyentes que participen en competiciones organizadas a nivel profesional, multijugador y de diferentes disciplinas de videojuegos con acceso desde diferentes dispositivos y plataformas de forma “online” u “offline”, en los términos que disponga la reglamentación (“e-Sports” o deportes electrónicos).
Más allá de la suerte parlamentaria que corra el proyecto (que aún debe ser aprobado en la cámara y en el senado), es imprescindible que el Estado, las Cámaras empresariales y los representantes de los trabajadores se sienten a coordinar y pensar políticas a largo plazo para sumar valor agregado en el sector software y fundamentalmente, retener el trabajo y el talento argentino que tanto esfuerzo le ha costado generar a nuestro país. En este sentido, la inexistencia de un convenio colectivo de trabajo que proteja y garantice los derechos de quienes trabajan y por sobre todas las cosas, un salario robusto que pueda competir en mejores términos con los que se ofrecen en el exterior.


[1]Ver primer informe anual del Observatorio del Trabajo Informático (OTI)