En un contexto donde la tecnología avanza a pasos agigantados y la Economía del Conocimiento se posiciona como un motor fundamental para el desarrollo del país, la Primera Mesa de Diálogo Sectorial de la Economía del Conocimiento, celebrada en La Plata, se presentó como una oportunidad clave para debatir el futuro de la informática en Argentina.
Este encuentro, organizado por COPRET, la Dirección Provincial de Educación Técnico Profesional (ETP) de Buenos Aires y el Instituto Provincial de Formación Laboral (IPFLP) reunió a actores fundamentales del sector para discutir los desafíos y avances en el ámbito del Software, Hardware, Servicios Informáticos y las tecnologías de la industria 4.0.
Como punto crucial durante la mesa de diálogo se destacó la necesidad de contar con un Convenio Colectivo que permita un diagnóstico real de la Actividad Informática. Este convenio no sólo debe establecer un marco claro y adaptable para enfrentar desafíos actuales, como la inteligencia artificial y la gestión algorítmica del trabajo, sino que también debe ser el resultado de un trabajo conjunto entre empresas, el Estado, universidades y sindicatos. Sólo a través de esta colaboración podremos definir roles, competencias y organizar el sistema educativo informático de manera que asegure una planificación estratégica efectiva para el futuro de nuestra actividad.
Sin embargo, este diálogo social que tanto necesitamos no pudo completarse en esta ocasión debido a la ausencia de las cámaras y empresas del sector, que incumplieron su compromiso de participar, evidenciando una vez más el desinterés por mantener un vínculo maduro y un diálogo sincero. A pesar de este desplante al pueblo de la Provincia de Buenos Aires, seguimos creyendo en la importancia de establecer un diálogo serio y constructivo que permita el desarrollo sostenible de la economía del conocimiento en Argentina. La esperanza radica en que, en futuras ediciones y en todos los espacios posibles, logremos entablar ese diálogo tan necesario.
La planificación y toma de decisiones en la economía del conocimiento requiere un enfoque integral que considere todas las verticales y tareas transversales involucradas en nuestras actividades económico-productivas. En el sector informático resulta evidente la necesidad de ordenar la gestión del trabajo para analizar con precisión todos los indicadores necesarios: desde la producción y el consumo local hasta las exportaciones, pasando por la oferta y demanda de empleo según competencias, márgenes por especialidad y estructura salarial.
Es imperativo definir claramente el mapa ocupacional, estableciendo roles, competencias y certificaciones que impacten en la empleabilidad de los distintos trayectos formativos. Para lograrlo, es necesario institucionalizar el diálogo social a través de convenios colectivos que respondan a las particularidades de cada actividad. A pesar de los más de 30 años de reclamos y del primer convenio colectivo firmado con CESSI, que nunca fue homologado, aún estamos lejos de alcanzar este objetivo. Las excusas del pasado ya no son válidas: no puede haber una industria pujante sin organización sindical, porque no hay empresas sin trabajadores.
Es momento de "componer nuevas canciones" para este sector. Es hora de definir claramente los roles ocupacionales, establecer sus competencias y plasmarlos en un convenio que permita una actualización constante y ordenada. Es hora de organizar el sistema educativo informático con una visión integral en todos sus niveles y modalidades. Invitamos a las empresas y cámaras al diálogo, y pedimos a los organismos del Estado que promuevan esta iniciativa con todas las herramientas legales disponibles. Además, solicitamos a las universidades que fomenten espacios y acciones de trabajo conjunto, entendiendo la importancia de avanzar en este sentido para el desarrollo educativo y la mejora de la empleabilidad.
Reafirmamos nuestro compromiso de seguir trabajando para que el sector informático cuente con un Convenio Colectivo de Actividad que permita una actualización permanente y ordenada, así como una organización integral del sistema educativo que garantice un futuro próspero para todos los trabajadores y trabajadoras del sector.