Así como los trabajadores se agrupan y forman Sindicatos, las empresas también lo hacen y crean Cámaras. En nuestro sector “el sindicato” de las empresas se llama CESSI (Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos). Esta Cámara anualmente publica un informe en el que “muestra” los números de la industria, relevados por los miembros de la propia institución empresaria. Este informe es generado por el OPSSI, un observatorio de datos parte de la CESSI.

El documento, publicado en octubre de 2025, brinda datos clave para entender cómo funciona la economía del sector y cómo se reparte el valor creado por los más de 158 mil trabajadores y trabajadoras que lo sostienen.  Entre los varios datos que presenta este informe, el que siempre llama la atención, es el “promedio salarial” de la industria, que suele mostrar cifras dudosamente altísimas y que a la mayoría de los trabajadores del sector, le suenan, por lo menos, muy distantes de lo real.

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Pero más allá de la falta de veracidad de estos “sueldos mágicos”, al hacer “zoom” sobre los números de  este nuevo informe oficial, podemos llegar a más de una conclusión. Una de ellas es que la propia Cámara confirma una realidad que los trabajadores venimos denunciando hace años: la riqueza que genera la industria del software en Argentina no se distribuye de manera justa.

Cuando se analizan estos números desde una perspectiva laboral, la conclusión es contundente: la industria crece, la facturación crece, las exportaciones crecen, pero los salarios siguen representando una parte llamativamente mínima del total.

A continuación, presentamos un análisis basado exclusivamente en las cifras que arroja el propio informe de la CESSI.

“La torta” de la industria: menos del 14% va a salarios

Si existe un mantra entre las empresas del software del país, es que “los costos salariales en Argentina son muy elevados y representan una amenaza para la rentabilidad”. En primer lugar debemos descartar de cuajo la cuasi maquiavélica unión de los conceptos “costo” y “salarios”. Los sueldos NO SON un costo. Es el pago que se realiza a una persona que “vende” su tiempo de vida para ser usufructuado por una empresa y que le genera ganancias muy por encima de lo pagado.

En segundo lugar, es el propio informe presentado por la CESSI, el que desmiente esta falsa idea de que los sueldos son una amenaza para las ganancias empresarias. Esto se profundiza aun más, siendo este sector, uno de los pocos que aun queda sin ser regulado con un Convenio Colectivo. Recordemos que las empresas IT de nuestro país, a 2025, aun no negocian paritaria alguna ni deben comparecer ante ninguna autoridad laboral para revisar condiciones laborales, etc.

La masa salarial representa solo el 13,4% del total facturado por la industria del software.

Al comparar la facturación total con lo que se destina al pago de salarios, surge un dato clave para cualquier discusión gremial: la masa salarial del sector representa sólo el 13,4% de lo que factura la industria.

En otras palabras:

  • El 86,6% de la torta queda en las empresas y el 13,4% va a sueldos
  • Con ese 86,6% deben cubrirse infraestructura, licencias, estructura gerencial y, por supuesto, las ganancias empresariales.

En vez de mostrar que los sueldos ponen en riesgo las ganancias de las empresas, lo que prueban los propios números de la CESSI, es que existe un margen muy amplio para mejorar las condiciones laborales sin comprometer el desempeño del sector.

Otros datos que revela el informe intensifican aún más la terrible brecha entre lo “bien que le va” a las empresas y la mala distribución salarial que realizan: las ventas en 2024 crecieron un 13,1%, la mayoría de las empresas aumentó sus ventas en unidades físicas, el empleo creció (aunque mostró una importante desaceleración respecto al año anterior) y las exportaciones subieron 15% en el primer semestre de 2025.

Un dato central: cada trabajador generó USD 140.480 en 2024

Según la Cámara Empresaria, cuyo presidente es hoy Pablo Fiuza, en 2024 la industria del software facturó USD 22.221 millones a tipo de cambio oficial. Con 158.179 trabajadores registrados, esto implica que cada empleado generó en promedio USD 140.480 durante el año.

Pablo Fiuza, Presidente de CESSI dijo en sus redes sociales que el salario de quienes trabajan en informática en nuestro país supera los $3.000.000

En contraste, el salario promedio mensual informado para 2024 fue de USD 1.450 (medido al dólar oficial), lo que equivale a USD 18.850 anuales, incluyendo aguinaldo. Es decir: Por cada dólar que la empresa paga, recibe USD 7,45 en facturación proveniente del trabajo de esa persona.

Productividad altísima, remuneración baja

La industria del software tiene una especial particularidad: el principal activo no es una máquina, ni un galpón, ni un commodity: es el trabajo intelectual, el conocimiento de sus trabajadores. Aún así, la lógica salarial no guarda ninguna relación con ese aporte:

  • Productividad por trabajador: USD 140.480/año
  • Salario anual recibido: USD 18.850
  • Brecha: 7,45 veces

Es decir: la productividad del trabajador argentino de software está a nivel de países desarrollados, pero la retribución no. El informe lo muestra con claridad: desde 2015 el empleo del sector creció un 64%, muy por encima del sector privado en general (que creció apenas 1%). Las exportaciones casi se duplicaron en diez años (+93,5%). La facturación creció un 13,1% sólo en el último año. Sin embargo, ese dinamismo no se ve reflejado en una participación salarial acorde.

Cada trabajador genera USD 140.480 al año y recibe USD 18.850.

Rotación: un síntoma del problema

El informe destaca que la rotación bajó al 20% en 2024 y que para 2025 podría crecer al 22,6%. En lugar de interpretarlo como un éxito del sector, es necesario entenderlo desde su raíz:

  • Cuando la actividad global se enfría, la rotación baja temporalmente.
  • Cuando se reactiva, los trabajadores vuelven a irse. ¿Por qué?
    Porque la remuneración local no se corresponde con el valor real que producen.

La industria argentina del software compite a nivel global con talento formado en universidades públicas y programas estatales. Esa competitividad, sin embargo, no se traduce en mejores salarios.

Problemas metodológicos: ¿promedio o mediana? Una inconsistencia clave

Más allá de los números, el informe OPSSI vuelve a presentar una dificultad metodológica que ya había sido señalada por el Sindicato AGC en informes anteriores: la utilización de salarios “promedio” en una industria con distribuciones salariales muy desiguales puede distorsionar la lectura real del ingreso de los trabajadores.

En sectores donde una parte relativamente pequeña de trabajadores percibe ingresos muy altos -tipicamente perfiles seniors, especializados o puestos directivos-, el promedio se ve “empujado hacia arriba” y deja de representar lo que cobra la mayoría. En estos casos, la mediana salarial (el valor que efectivamente divide a la población en dos mitades) es el indicador más adecuado.

Lo llamativo de esta edición del informe es que, tras las críticas públicas realizadas por el Sindicato AGC, el propio presidente de la CESSI, Pablo Fiuza, publicó en sus redes sociales que las cifras salariales informadas "correspondían a la mediana". Sin embargo, el informe oficial del OPSSI no menciona la mediana, sino explícitamente el “promedio”.

Esta inconsistencia no es menor: Si el salario fuera realmente la mediana, el informe debería aclararlo, ya que implica que la mitad de los trabajadores cobra menos que ese número.

Si es el promedio, entonces el valor informado puede estar significativamente influido por salarios muy altos en una fracción pequeña de puestos técnicos o gerenciales. En cualquiera de los dos casos, sin la serie completa de percentiles es imposible evaluar la distribución real.

La falta de precisión metodológica no solo dificulta la comparación anual: también limita la posibilidad de evaluar con claridad la situación salarial del universo trabajador. En una industria donde existen brechas internas muy marcadas, la transparencia en los indicadores es clave para comprender la realidad y para cualquier discusión pública seria sobre condiciones laborales y políticas sectoriales.

Inconsistencias en las cifras salariales: una paradoja difícil de explicar

A las dudas metodológicas se suma una cuestión aún más llamativa: la cifra salarial que publica la CESSI en el informe OPSSI no coincide con los valores que la propia cámara suele difundir en sus encuestas habituales.

El informe oficial señala que el salario promedio en 2024 fue de USD 1.450 a tipo de cambio oficial, un valor sorprendentemente bajo para los estándares que el propio sector comunica públicamente. En contraste, las encuestas que la CESSI difunde habitualmente presentan remuneraciones en el rango de USD 2.000 a USD 2.500, lo cual abre un interrogante significativo sobre la consistencia interna de los datos.

El director del Observatorio del Trabajo Informático (OTI), Esteban Sargiotto, aporta un elemento clave para dimensionar esta diferencia:

  • En enero de 2025, la mediana salarial estimada por el OTI se ubicaba en $1.200.000 mensuales.
  • Si el informe OPSSI afirma que el salario promedio a fines de 2024 era de USD 1.450, y considerando que el dólar oficial rondaba los $1.000 en ese momento, esto implicaría admitir un ingreso cercano a $1.500.000.
  • Esa cifra resulta más coherente con los datos del OTI que con las remuneraciones “promedio” más altas que la CESSI suele comunicar.

La paradoja es clara: si el salario informado ahora es realmente USD 1.450, entonces la propia CESSI está aceptando un número más cercano al relevado por el OTI que a los valores que la cámara venía promoviendo como representativos del sector.

Estas inconsistencias, tanto en la metodología como en las cifras, resaltan la necesidad de mayor transparencia en la publicación de datos salariales, especialmente en una industria donde la dispersión salarial es alta y donde los indicadores mal construidos pueden generar percepciones erróneas sobre la verdadera situación del trabajador promedio.

Conclusión: el dinero está, lo que falta es distribución

Los datos del propio informe empresario permiten afirmar sin ambigüedades que la industria del software es altamente rentable. Es la propia Cámara empresaria que informa que el salario representa menos del 14% de la torta. La diferencia entre lo que se produce y lo que se recibe es estructural y creciente.

Existe sin lugar a ninguna duda, un margen económico suficiente para construir un Convenio Colectivo de Trabajo que garantice derechos reales, estabilidad y un salario acorde al valor aportado.

Desde el Sindicato Asociación Gremial de Computación (AGC) reafirmamos que el crecimiento del sector debe ir acompañado de una redistribución justa del ingreso, y que los trabajadores organizados y los convenios colectivos son la única herramienta capaz de equilibrar esta asimetría histórica.Porque si la industria crece, los trabajadores también deben crecer.

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